Obviando la calidad de escrito, hecho demasiado
temprano en la mañana y en un sábado (que debería ser un día de puro descanso),
esta sensación de posible repetición (algo así como Groundhog Day), puede ser sólo "una repetición" si es
recordada (si existe un futuro singular) y no una repetición idénticamente general
(o generalizable). Esta sensación de repetición no es un "parecerse" o una "semejanza", dado a que tales imprecisiones rompen con la particular ilusión que nos brinda la llamada "repetición". Asumamos que "el mismo día se repite para todo el
mundo". Hay aquí dos posibles tramas: 1) La gente se percata de eso y
tenemos el escenario a la Bill Murray, en donde estamos en una eternidad que se
repite exactamente (un día entero que se repite y no hay mañana, no hay
"de un día a otro", inclusive no hay un futuro que dialogue con el
pasado). Aquí pareciera darse el llamado "día nefasto" ovidiano,
cuando se suspende la supuesta continuidad regular y se quiere "restablecer" a
partir de algún sacrificio, compensación o terminación (en el caso de que esto
fuese el efecto de interrumpir alguno de los procesos sagrados y de las
maquinaciones secretas que permitían el pasar de "un día a otro"); 2)
Nadie se percata de que hay repetición. Actúan como si fuese, ese día, un día
más, y al repetirlo todo se queda idéntico (inclusive sus edades y
"generaciones"). Este ejemplo imposible (o al menos improbable), nos
demuestra un límite interesante: solamente alguien "afuera" puede
gritarles "se está repitiendo el mismo día". Claro, se tratara de un
ejemplo a tono con el buen obispo de Berkeley (a quien no debemos dudar en tirarle una piedra
para recordarle la "concretud" del otro). En ambos casos se asume que
existía una "continuidad" (que era lo general, regular y natural-para
nosotros) y algo lo interrumpió. La "repetición" se nos aparece como
un acontecimiento "no-regular". Algo pasó, y pasó (al parecer) mal. Alguien
metió la pata o se le olvidó "hacer su trabajo" (hay un crack en la pasta, un rallazo que interrumpe la grabación).
En este sentido, estas
"repeticiones" acentúan y apuntan, más que nada, a lo
"irrepetible" y no a la falacia naturalista de los patrones, la ley y
lo general. A su vez destruye cualquier comienzo absoluto o punto originario.
Hay algo aquí que nos permite ver como el "eterno retorno" de
Nietzsche, lo que "persevera" (en cada cual) en Spinoza, lo que
pulsiona en Freud, lo aurático en Benjamin son instancias, cada cual a su
manera, que apuntan no a una esencia, una naturaleza, un origen (u original) o
un "método" (en el sentido de un "sólo camino" recto) sino
a una singularidad. Singularidad que no es para nada individualismo ni algo terminado. Será, posiblemente, algo similar a un ensayo y a un borrador. ¿Habrá algo más irrepetible que lo borrado? ¿Habrá algo más repetido que borrar? Dejemos esto, por el momento, en suspenso.
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