Tanto Benjamin como Nietzsche parieron centauros. En este contexto, se trata de un pensamiento "arenoso", en donde pulsa una temporalidad difícil de agarrar o medir (pese a la costumbre y existencia de relojes de arena). Benjamin escribió, sino me equivoco, en Marsella: "Porque
si en los tiempos en que amamos se le va nuestra existencia a la naturaleza por
entre los dedos (como monedas de oro que no puede retener y que deja pasar para conseguir así lo
nuevo), en esta otra circunstancia nos arroja a la existencia con las manos
llenas y sin que podamos esperar o aguardar nada".
A tono con esto, en una carta a Ernst Schoen Benjamin le describe
como al leer Das Belebende de
Holderlin, el mundo de los centauros de Maurice Guerin tomo otra significación.
En diciembre del 1917 Benjamin le manda a Schoen Der Centaur. Nos dice Benjamin que el centauro pertenece a un
momento particular, cuando la creación fue dada vida vía el agua, entendida
como un fuerza sin dirección que pertenece al caos. Este caos toma dirección,
se vuelve un flujo, que también se estanca y se fermenta (se vuelve en un
elemento vivo que da vida). El agua como
principio, ya dicho por Tales. La humedad es vida, eso sin forma (no animado)
era el medio de la vida emergente. Como medio es la unidad de los opuestos.
Décadas antes, en el 1870 Nietzsche le escribe a su amigo del club
de filología de Leipzig Rohde que ciencia, arte y filosofía estaban creciendo juntos
dentro de él. Estimaba que en este
proceso engendraría “centauros". Mejor dicho, y porque no decirlo así,
"parir centauros". Nietzsche no tenía, o al menos de eso lo acusaban,
ambición literaria en el sentido de aliarse a las filas de la Academia (o como
dijese una amiga antropóloga "la cacademia"). Frente a ello consideró
que no necesitaba conformarse a estereotipos ni posiciones ilustres. Su
finalidad era expresar una cierta libertad y tal radicaba en la figura parida
de un centauro "dionisiaco".
Sin embargo pareciera que los centauros
causan muchos disgustos e incomodidad.
En el 1886 Rohde le escribe a Overbeck
respecto al libro de Nietzsche "Más allá del bien y el mal".
Consideraba a Nietzsche un glotón molesto con todo y todo el mundo, un ermitaño
(sin hijos, sin esas anclas que "dan sentido") que sólo crea burbujas
para diversiones narcisistas (curioso pensar que Nietzsche estuviese entre
aquellos que Pascal condenaba como "entregados a divertimentos").
Rodhe ya no puede tomar en serio estas metamorfosis eternas, en donde todo
puede ser modificado. Rohde recrimina que hay anuncios de un gran
pensamiento-para-pelos-, pero estas audacias no llegan y el entusiasta se queda
con ganas. Poco le faltaba para decir "sólo loco, sólo poeta", para
así Rohde convertirse en profeta o algo menos serio. El centauro de Nietzsche
era tratado como una quimera. No había
nada tangible, todo corre como arena por sus dedos le escribía Rohde a
Overbeck. Arenas que a Poe le causaban tanto llanto:
I stand amid the roar
Of a
surf-tormented shore,
And O hold
within my hand
Grains of the
golden sand=
How few! yet how
they creep
Through my
fingers to the deep,
While I
weep-while I weep!
O God! can I not
save
One from the
pitiless wave?
Is all that we
see or seem
But a dream
within a dream?
Esta escena me hace pensar en el cuento de Kostas Axelos Lo real y lo imaginario:
Esta escena me hace pensar en el cuento de Kostas Axelos Lo real y lo imaginario:
Un padre y una madre centauros observan a su hijo
que retoza en una playa del Mediterráneo. El padre se vuelve hacia la madre y
le pregunta: «¿Debemos decirle que no es más que un mito?».
Me pregunto, no sé si imprudentemente, ¿qué centauros abrá visto Benjamin en Ibiza y Nietzche en Turín?