Perejaumes i d'altres herbes
dimecres, 7 d’octubre del 2015
L'esclat de la bombolla
Bombolla enmig del desert, aire entre el buit. La bombolla, tota artifici, realment no esclata. Es manté, amb la pell estirada, a punt per a l'explosió, al caire del gran pet. No ho fa, però. Tota la vida, encara qu'artificial, dins seu. La mort a l'exterior. És una bombolla d'aire que malda per no escapolir-se pels porus, per les escletxes. L'explosió mai esdevindrà, simplement el globus es desinflarà. Pot ser que el desert mai floreixi, però potser allò que hi havia dins de l'esfera no va ser mai veritable vida, sinó mera ocupació del lloc sense pes. Un enlloc, doncs.
divendres, 25 de setembre del 2015
Primer esbozo sobre una constelación de Centauros: Turin abraza a Ibiza
Tanto Benjamin como Nietzsche parieron centauros. En este contexto, se trata de un pensamiento "arenoso", en donde pulsa una temporalidad difícil de agarrar o medir (pese a la costumbre y existencia de relojes de arena). Benjamin escribió, sino me equivoco, en Marsella: "Porque
si en los tiempos en que amamos se le va nuestra existencia a la naturaleza por
entre los dedos (como monedas de oro que no puede retener y que deja pasar para conseguir así lo
nuevo), en esta otra circunstancia nos arroja a la existencia con las manos
llenas y sin que podamos esperar o aguardar nada".
A tono con esto, en una carta a Ernst Schoen Benjamin le describe
como al leer Das Belebende de
Holderlin, el mundo de los centauros de Maurice Guerin tomo otra significación.
En diciembre del 1917 Benjamin le manda a Schoen Der Centaur. Nos dice Benjamin que el centauro pertenece a un
momento particular, cuando la creación fue dada vida vía el agua, entendida
como un fuerza sin dirección que pertenece al caos. Este caos toma dirección,
se vuelve un flujo, que también se estanca y se fermenta (se vuelve en un
elemento vivo que da vida). El agua como
principio, ya dicho por Tales. La humedad es vida, eso sin forma (no animado)
era el medio de la vida emergente. Como medio es la unidad de los opuestos.
Décadas antes, en el 1870 Nietzsche le escribe a su amigo del club
de filología de Leipzig Rohde que ciencia, arte y filosofía estaban creciendo juntos
dentro de él. Estimaba que en este
proceso engendraría “centauros". Mejor dicho, y porque no decirlo así,
"parir centauros". Nietzsche no tenía, o al menos de eso lo acusaban,
ambición literaria en el sentido de aliarse a las filas de la Academia (o como
dijese una amiga antropóloga "la cacademia"). Frente a ello consideró
que no necesitaba conformarse a estereotipos ni posiciones ilustres. Su
finalidad era expresar una cierta libertad y tal radicaba en la figura parida
de un centauro "dionisiaco".
Sin embargo pareciera que los centauros
causan muchos disgustos e incomodidad.
En el 1886 Rohde le escribe a Overbeck
respecto al libro de Nietzsche "Más allá del bien y el mal".
Consideraba a Nietzsche un glotón molesto con todo y todo el mundo, un ermitaño
(sin hijos, sin esas anclas que "dan sentido") que sólo crea burbujas
para diversiones narcisistas (curioso pensar que Nietzsche estuviese entre
aquellos que Pascal condenaba como "entregados a divertimentos").
Rodhe ya no puede tomar en serio estas metamorfosis eternas, en donde todo
puede ser modificado. Rohde recrimina que hay anuncios de un gran
pensamiento-para-pelos-, pero estas audacias no llegan y el entusiasta se queda
con ganas. Poco le faltaba para decir "sólo loco, sólo poeta", para
así Rohde convertirse en profeta o algo menos serio. El centauro de Nietzsche
era tratado como una quimera. No había
nada tangible, todo corre como arena por sus dedos le escribía Rohde a
Overbeck. Arenas que a Poe le causaban tanto llanto:
I stand amid the roar
Of a
surf-tormented shore,
And O hold
within my hand
Grains of the
golden sand=
How few! yet how
they creep
Through my
fingers to the deep,
While I
weep-while I weep!
O God! can I not
save
One from the
pitiless wave?
Is all that we
see or seem
But a dream
within a dream?
Esta escena me hace pensar en el cuento de Kostas Axelos Lo real y lo imaginario:
Esta escena me hace pensar en el cuento de Kostas Axelos Lo real y lo imaginario:
Un padre y una madre centauros observan a su hijo
que retoza en una playa del Mediterráneo. El padre se vuelve hacia la madre y
le pregunta: «¿Debemos decirle que no es más que un mito?».
Me pregunto, no sé si imprudentemente, ¿qué centauros abrá visto Benjamin en Ibiza y Nietzche en Turín?
diumenge, 30 d’agost del 2015
Ficciones replicantes I, E.
Obviando la calidad de escrito, hecho demasiado
temprano en la mañana y en un sábado (que debería ser un día de puro descanso),
esta sensación de posible repetición (algo así como Groundhog Day), puede ser sólo "una repetición" si es
recordada (si existe un futuro singular) y no una repetición idénticamente general
(o generalizable). Esta sensación de repetición no es un "parecerse" o una "semejanza", dado a que tales imprecisiones rompen con la particular ilusión que nos brinda la llamada "repetición". Asumamos que "el mismo día se repite para todo el
mundo". Hay aquí dos posibles tramas: 1) La gente se percata de eso y
tenemos el escenario a la Bill Murray, en donde estamos en una eternidad que se
repite exactamente (un día entero que se repite y no hay mañana, no hay
"de un día a otro", inclusive no hay un futuro que dialogue con el
pasado). Aquí pareciera darse el llamado "día nefasto" ovidiano,
cuando se suspende la supuesta continuidad regular y se quiere "restablecer" a
partir de algún sacrificio, compensación o terminación (en el caso de que esto
fuese el efecto de interrumpir alguno de los procesos sagrados y de las
maquinaciones secretas que permitían el pasar de "un día a otro"); 2)
Nadie se percata de que hay repetición. Actúan como si fuese, ese día, un día
más, y al repetirlo todo se queda idéntico (inclusive sus edades y
"generaciones"). Este ejemplo imposible (o al menos improbable), nos
demuestra un límite interesante: solamente alguien "afuera" puede
gritarles "se está repitiendo el mismo día". Claro, se tratara de un
ejemplo a tono con el buen obispo de Berkeley (a quien no debemos dudar en tirarle una piedra
para recordarle la "concretud" del otro). En ambos casos se asume que
existía una "continuidad" (que era lo general, regular y natural-para
nosotros) y algo lo interrumpió. La "repetición" se nos aparece como
un acontecimiento "no-regular". Algo pasó, y pasó (al parecer) mal. Alguien
metió la pata o se le olvidó "hacer su trabajo" (hay un crack en la pasta, un rallazo que interrumpe la grabación).
En este sentido, estas
"repeticiones" acentúan y apuntan, más que nada, a lo
"irrepetible" y no a la falacia naturalista de los patrones, la ley y
lo general. A su vez destruye cualquier comienzo absoluto o punto originario.
Hay algo aquí que nos permite ver como el "eterno retorno" de
Nietzsche, lo que "persevera" (en cada cual) en Spinoza, lo que
pulsiona en Freud, lo aurático en Benjamin son instancias, cada cual a su
manera, que apuntan no a una esencia, una naturaleza, un origen (u original) o
un "método" (en el sentido de un "sólo camino" recto) sino
a una singularidad. Singularidad que no es para nada individualismo ni algo terminado. Será, posiblemente, algo similar a un ensayo y a un borrador. ¿Habrá algo más irrepetible que lo borrado? ¿Habrá algo más repetido que borrar? Dejemos esto, por el momento, en suspenso.Ficciones replicantes I, D.
Te
levantas por la mañana, a la misma hora exacta con la misma alarma de radio que
te grita con una prédica evangélica: "Ofrezcamos, pues, por Jesús, en todo
tiempo, un sacrificio de alabanza a Dios, y démosle el fruto de los labios
celebrando su Nombre". Chocas con el abanico de piso, dándote (de todos
los lados del mundo) en un área ya sensible (traumada por cerrar mal una puerta
abierta por uno), y con malabarismos brincas entre libros, papeles e
"intimidades" (eufemismo secreto de uno, que uno cree más nadie
saber) hasta dar con la alarma. Hoy, de todos los días, decides que no vas al
trabajo, que has llegado a tu límite. Cojeas al baño, a donde vas por costumbre
hasta recordar que "estamos en sequía" (aunque uno más que otros) y
te encuentras con unos de tus bastardos.
Te
saluda de reojo y el olor es insoportable. Buscas el cubo, que está lleno y tu
no lo llenaste, y con mucho cuidado de no virarlo te acercas al inodoro. Con el
pie subes el "asiento" (aquel que si dejas levantado, dicen los
mitos, hacen que las mujeres se hundan en la taza, porque las mujeres no saben
asentirse o ascender) y con calculada torpeza vacías el cubo. Tremendo tsunami
pero con un torbellino mediocre. El roto no chupó, no hubo succión suficiente.
El bastardo no se fue, ha retornado, triunfante y se ha multiplicado. Ves
trazos de maíz y lo que esperas son pedazos de chile (y no de algún intestino o
signo de un futuro cáncer). Recuerdas que trigeño significaba de color trigo. Dices
en voz alta: no hay political correctness en el inodoro. Sin embargo te asusta
que te hayan grabado, vieja paranoia que tienes desde que en high-school
leístes al profeta de Orwell. Piensas: Bueno, si no voy a trabajar tampoco iré
a cagar. Te percatas "esto es demasiado pensamiento sin café". Sales
y recuerdas cojear, porque quieres hacer lo más ruido posible, con la esperanza
de despertar a cualquier otro mal-agradecido que tiene la suerte de dormir un
poco más.
Por
suerte alguien está ya preparando café. Te saludan cantando un no se-qué
(nuevamente es demasiado temprano) y en silencio gruñes algo impronunciable. La
pisas (porque es una ella, distinción más o menos fácil en esas horas), no
sabes aún si "sin culpa" o "adrede " y con ello acentúas tu
cojera. Te maldicen y tu miras con una mueca de "¿Qué?". Te dicen
"mal-criao" y con eso recuerdas, a punto de abrir el grifo, que no hay
agua. Pero has hecho el movimiento y te detienen diciendo "no hay agua zángano".
Haces gesto de molestia, como diciendo "ya lo sé, ya lo sé, ni me lo
digas". Te vas (o te botan) de la cocina. Al sentarte tienes la sensación
de que hay algo que se te olvida. Hay una imagen que te retumba y sospechas que
es una pesadilla, algo que tuviste claro al despertarte (algo que te dijiste
"no debo olvidarlo"). Cuando te traen el café sientes una gran
amabilidad pero guardas silencio, porque hay que evitar la fatiga a esas horas.
En vez de "gracias" dices "no quiero trabajar". Ella sonríe,
no sé si por sadismo o solidaridad. En vez de "gracias" dices, fruñendo
y con sorbos de café (para eclipsar la respuesta) "pareces el
enemigo". Tienes la imagen de haber estado retornando a un salón que en
otro instante era una burbuja que se expandía cuando hablabas. Recuerdas el
miedo de que estallara. Pero hay algo más, algo que aún no recuerdas. Estas
embragado en un nudo que no recuerdas. ¿Soñaste con un difunto? A la lejanía, pero
con una vibración cercana escuchas una puerta con screen cerrar violentamente.
Te
levantas por la mañana, a la misma hora exacta con la misma alarma de radio que
te grita con una prédica evangélica: "Ofrezcamos, pues, por Jesús, en todo
tiempo, un sacrificio de alabanza a Dios, y démosle el fruto de los labios
celebrando su Nombre"(...)
Ficciones replicantes I, C.
Retornando
e hilando lo dicho respecto a Deleuze, el concepto de "repetición"
remite a un problema respecto a cómo bregamos con la singularidad y nuestra
relación (o inclusive afiliación) con "lo común" (o inclusive con
"los colectivos", en particular los que admiten ser parte de una
colección individual). Ni hablar de todos los imaginarios, delirantes y exquisitos, que hemos hecho
respecto a los dobles, el doppelganger, los replicantes, los clones o cualquier
supuesta "reproducción" que busca vengarse del
primero/esencial/progenitor( trauma particular que remite a los dramas de los
hijos que asesinan al padre o las pesadillas regicidas que debieron atormentan
a no pocos nobles para finales del siglo XVIII-sino antes con la decapitación
de Charles in Charge en la Revolución
Gloriosa). A su vez, la larga asociación (desconozco si inconsciente o forzada,
aunque no por ello menos fascinante) entre el artificio y lo natural (o lo
racional dentro del naturalismo racional de los Ilustrados del siglo XVIII),
entre el remedio (pharmakon) y la
cura, Lo real y su Doble. Cuando sentimos que algo "se repite",
sentimos como si la Naturaleza nos jugara una broma pesada (además de grave e
invisible como las deducciones newtonianas y esa mano prometida de Smith-o como
un buen amigo decía, ese fist fucking
que nos toca vivir en pro del bienestar de unos pocos). Pero a la vez,
"qué terror" si de-repente, se repite exactamente (la alusión curiosa, desconozco si acertada, de Kundera de la gillotina como "eterno retorno"). Basta con hacer el
ejercicio, para ver cuán singular es esta experiencia:
Ficciones replicantes I, B.
Tuviésemos que imaginarnos cuánto nos asombra cuando
en realidad algo "parece repetirse" (viejo señalamiento freudiano que
apunta a la pulsión de muerte y a nuestras peripecias de la represión mnémica).
El susto que nos puede causar si sentimos que "esto ya ha sucedido"
y, peor aún, "yo estoy nuevamente en este lugar" (sin haberlo planificado).
Pero notemos la siguiente contradicción genial:1) Buscar como algo puede
repetirse es una de las obsesiones del control cientificista, su afán por
predecir en un mundo que no es completamente contingente sino regido por una
"Naturaleza" (la cual está regida por leyes, patrones, paradigmas,
etc.-notemos el tono patriarcal del asunto); 2) Que algo se repite significa
que "yo no puedo cambiarlo" (o desconozco como), y como una mala
racha, retorna sobre sí, como burla o mofa ("pegándonos el vellón")
sobre nosotros como un mal recuerdo, como trauma, como estancamiento y límite. Ni
hablar de la sensación de monotonía, a la cual hemos tendido a vincular con lo
simplón, lo primitivo y lo "indiferenciado". Esta sensación rompe con
muchos de los delirios modernos respecto al "progreso" o a la riqueza
como una simple "acumulación diligente" (hija de la "voluntad
libre"), o nos recuerda a que, pese a todo, existen cosas fuera de nuestro
control (como decía unos viejos sabios "eso te pasa por querer cagar más
arriba del culo").
[Tentativamente podemos decir que estas dos "repeticiones contradictorias", para nada exhaustivas, pueden calificarse como la repetición como domesticación o realización y la repetición como límite y maldición. Obviamente ambas conceptualizaciones son borradores que requieren una repetida labor y re-mirada, no obstante, las tiro para ver como rebotan]
[Tentativamente podemos decir que estas dos "repeticiones contradictorias", para nada exhaustivas, pueden calificarse como la repetición como domesticación o realización y la repetición como límite y maldición. Obviamente ambas conceptualizaciones son borradores que requieren una repetida labor y re-mirada, no obstante, las tiro para ver como rebotan]
En muchos sentidos este "susto" al que aludo lo podemos ubicar socio-históricamente en el siglo XIX como parte de las reflexiones respecto a la "degeneración" como signo de una "enfermedad debilitante" (o "infirmidad") o de las obsesiones constantes con "descubrir" que lo "primitivo" permanece en los oscuros rincones de la razón (dentro de una visión de "estados" progresivos de la razón y de eso que fue mal-llamado "civilización"). Los "idiotas", "cretinos" y "morones" eran un insulto para el progreso de los "mejores" (dentro del heterogéneo campo darwinista social). Estos "tarados" con sus deformadas taras demostraban que "no avanzamos" realmente. Bueno, pero eso ya estos asuntos los retomaremos en otro momento, basta con señalar que: tenemos una tendencia de esencializar lo individual como lo irrepetible, como lo "único" y con ello asumir que la monotonía, lo mecánico, lo biológico o todo aquello que se rige por leyes, debería estar "fijo" como "base corpórea" a la cual se le añade una plusvalía que promete una mutación infinita hacia la superación. A su vez sin esta "fijeza", sin ese punto fijo (como el "espacio" y el "tiempo"), yo no puedo medir cuánto avanzo (decir ya soy un hombre y debo dejar atrás asuntos infantiles).
Ya sé, una contradicción, pero como dije dejemos el
asunto en suspenso.
Ficciones replicantes I, A:Lo que se repite y lo irrepetible
A Deleuze le debo, entre muchas cosas, un
señalamiento que me hizo re-pensar las contradicciones de la
"repetición", entre ellas que lo que se repite no es lo general sino
lo singular. Sabemos por ejemplo el decir "El infierno es repetición"
y conocemos el adagio de la psicología, sea desde el registro del psicoanálisis
como del behaviorismo (cada uno dentro de un registro distintivo), entre Principio de Placer y Ley de Ejercicio, que uno
tiende a repetir y consolidar aquello que brinda alguna suerte de placer,
compensación o consolación (frente a una perturbación-que a su vez fue para
Clarepede, una definición adaptada de la "inteligencia"). Ya Adam
Smith buscaba ubicar al "interés" como "móvil primero",
para explicar por qué diablos una persona se sintiera compelida a laborar (se
necesita de recompensar, más o menos, regulares). Si vamos al promiscuo campo de la psicotecnia y la psicometría, tenemos la noción de que existe una "inteligencia general" o g respecto a las aptitudes y talentos heredados. Claro, herencia en este caso sigue teniendo un tono económico-político (recordemos, que lo que se hereda son poderes, propiedades e incluso "derechos"), que no deja de ser un supuesto espejo de la esencia, potencia y volición "real" de los individuos (de sus "diferencias individuales"-valga la contradicción). En otras palabras, hay una
curiosa relación, que el llamado pensamiento occidental ha "parido" entre deseo y
repetición, sea esta consciente o inconsciente, innata (leamos entre-líneas "heredada") o adquirida. Bueno, pero dejemos esto en suspenso por el momento.
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