Retornando
e hilando lo dicho respecto a Deleuze, el concepto de "repetición"
remite a un problema respecto a cómo bregamos con la singularidad y nuestra
relación (o inclusive afiliación) con "lo común" (o inclusive con
"los colectivos", en particular los que admiten ser parte de una
colección individual). Ni hablar de todos los imaginarios, delirantes y exquisitos, que hemos hecho
respecto a los dobles, el doppelganger, los replicantes, los clones o cualquier
supuesta "reproducción" que busca vengarse del
primero/esencial/progenitor( trauma particular que remite a los dramas de los
hijos que asesinan al padre o las pesadillas regicidas que debieron atormentan
a no pocos nobles para finales del siglo XVIII-sino antes con la decapitación
de Charles in Charge en la Revolución
Gloriosa). A su vez, la larga asociación (desconozco si inconsciente o forzada,
aunque no por ello menos fascinante) entre el artificio y lo natural (o lo
racional dentro del naturalismo racional de los Ilustrados del siglo XVIII),
entre el remedio (pharmakon) y la
cura, Lo real y su Doble. Cuando sentimos que algo "se repite",
sentimos como si la Naturaleza nos jugara una broma pesada (además de grave e
invisible como las deducciones newtonianas y esa mano prometida de Smith-o como
un buen amigo decía, ese fist fucking
que nos toca vivir en pro del bienestar de unos pocos). Pero a la vez,
"qué terror" si de-repente, se repite exactamente (la alusión curiosa, desconozco si acertada, de Kundera de la gillotina como "eterno retorno"). Basta con hacer el
ejercicio, para ver cuán singular es esta experiencia:
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