dimarts, 21 de juliol del 2015

¿Somos lo que vemos?

A tono con Nietzsche nada "que nos pasa" es ajeno a nosotros. Solo el más reacio/reaccionario de los narcisistas se quedara suficientemente en-sí-mismado para decir "o tu o yo".

Un ojo blanco no me dice nada
Hasta cuándo posar de inteligente
Para qué completar un pensamiento
¡Hay que lanzar al aire las ideas!
El desorden también tiene su encanto
Un murciélago lucha con el sol:
La poesía no molesta a nadie
Y la fucsia parece bailarina.
Nicanor Parra/Versos Sueltos

De qué lado del monitor estamos?
-Ésa no es la pregunta que debes hacerte
Rafah Acevedo/ Exquisito Cadaver

¿Fuese posible regalar una mirada? ¿Acaso no hay algo exquisitamente histérico en todo este asunto? Hay algo espectacular en la histeria y algo impenetrable. Por el otro lado, el narcisismo logra hacer todo un yoga que lo convierte en sortija carnosa, en ombligo y en puro entumecimiento. El narcisista no se asombra, ni si quiera mira a otro; es completamente fiel a su propio espejismo (hasta el punto de celarlo, envidiarlo y matarlo). 

En su sentido más particular, resulta imposible que al mirar algo no rebote algo "para atrás", y ya hace rato que no somos como éramos hace un instante.

El estadio del espejo o del video (inclusive del "Selfie") es siempre una traducción; detrás de ese rebote lo que hay es luz, arena y, sabrá Dios, los símbolos digitales de Pitágoras.

¿Y qué pensar de los pellejos de Lucrecio? De los cuerpos se desprenden otros cuerpos, como "la leña que se desprende humo" o "el fuego calor", "cuerpos que golpean los ojos y activan la vista". Los simulacra son "como pellejos desprendidos de la superficie corpórea" o "cortezas" que divagan, se desparraman, revolotean acá y allá entre las brisas penetrando nuestro cuerpo y golpeando nuestra vista. ¿Cuántas inmundicias azarosas tendré en mí? No solo bacterias y viruses, probablemente fosilizados o incubándose, sino todos los polvos, pellejos, callos, pelos, gritos, olores, temblores de quienes han habitado este lugar.

Si eso no bastase, si seguimos a Lucrecio hasta las palabras "estan hechas de unos principios corporales", y nos afectan. Pero tampoco es para volverse piadosos, temiendo que el cuerpo sea tan poroso y tenga que huir a todo tacto (como sucedió cuando en el Medievo se prohibieron los baños y todas sus ligaderas). Este cuerpo penetrado tiene protecciones ("por eso casi todos los seres están cubierto de pellejo o, si no, de concha o callosidades"). 

1 comentari:

  1. El dramaturgo Wajdi Mouawad, en una de sus escasas incursiones en la narrativa, propone precisamente una inversión de la mirada: aquellos que podemos pensar espectadores inadvertidos y mudos toman la palabra. En Anima, la historia del protagonista es explicada por diferentes animales que lo ven y describen, desde su punto de vista, qué hace. Se trata de un nuevo "espejo roto", un relato fragmentario que implica una perspectiva desde el espectador-narrador y rompe doblemente con la idea de la novela moderna naturalista. Mercè Rodoreda lo había hecho ya en su novela homónima, y ahí llegamos a otro nivel: la parte final es narrada por la propia casa, que explica la decadencia de la familia que la habitaba y, en última instancia, de ella misma.

    ResponElimina